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Yo Inmigrante Miami

La naturaleza sensible del imaginario migratorio es la noción que atraviesa la iconografía de Rayma Suprani (Caracas, Venezuela 1969) en su última propuesta individual reunida bajo el título Yo inmigrante. Se trata de una exposición integrada por diversos dibujos elaborados en el 2018 en los que aborda las calamidades y otras circunstancias que invaden la naturaleza del inmigrante, con la intensión de dar inicio a un proyecto itinerante que viajará por diversas ciudades del mundo para contar, desde un lugar menos crítico y cruento, las terribles sutilezas que desgarran emocionalmente a los sujetos alcanzados por la sensación de pérdida de un lugar de reconocimiento llamado país.

 

Las piezas que conforman Yo inmigrante son el resultado de una exploración arqueológica por el desierto emocional, una región a la que confluyen soluciones estéticas que superan la voluntad descriptiva del fenómeno migratorio para proponernos una trama metafórica sobre el viaje forzado, la transitoriedad y la resiliencia desde lugares estratégicos del humor, para abrir alternativas vinculadas a un derecho negado por los sistemas políticos opresores: la libertad.

 

Los personajes que representa Rayma, nos cuentan de manera breve, desafortunadas circunstancias de la vida real de millones de personas que transitan las controversias migratorias, a través de un estilo gráfico que simbólicamente concede una bocanada de aire para seguir la travesía. Estás imágenes son un espejo que permite avanzar y no perdernos en la travesía.

 

El punto de partida de la lectura de Yo inmigrante discurre alrededor de una narrativa del no lugar, idea recreada en el contexto de su país natal Venezuela, un territorio actualmente en conflicto sobre el que Rayma no quiere regodearse en la sombra de la pena, ni mucho menos en la permanencia ilusoria de una realidad desbordada que carece de atajos y de toda posibilidad de regreso sin marcas, sin cicatrices; todo lo contrario, busca que el espectador asuma el abandono y la pérdida como una oportunidad para fortalecer las formas de identidad desde la ironía del desarraigo.

 

Si bien es cierto que las condiciones políticas venezolanas han influido en la elaboración de sus piezas, no es menos cierto que el tema se inscribe en los problemas del exilio, las crisis migratorias, la pertenencia y el destierro, también los límites y fronteras que limitan a muchos hombres y mujeres en sus desplazamientos a escala global, independientemente de su origen.

 

No en vano, la exposición sucede en Imago Art in Action, un espacio para la acción cultural y la sensibilidad anclado en una nación con una historia migratoria que, desde el amparo del soneto de Emma Lazarus (Nueva York, USA, 1849) El Nuevo Coloso (1883), inscrito en el pedestal que alza el monumento de la estatua de la Libertad en Nueva York, acoge a todo aquel que se ha perdido en la tormenta, a los que partieron en busca de un mejor destino, a los que sueñan vivir en libertad, a los que están dispuestos a trasplantar raíces que edifiquen una comunidad global más humana, más abierta y más sensible a la diferencia y diversidad del mundo contemporáneo.

 

Pietro Daprano

Curador